Apología del miedo
La celebración de la fiesta de las brujas me parece mucho más fascinante y universal que el aburrido día de la canción criolla. Mientras que el criollismo se encierra en un sentimiento local y cada vez más residual, Halloween es un día para festejar el instinto humano del miedo. Es curioso, además, lo antitético de ambas fiestas: el Día de la Canción Criolla es la celebración de “lo nuestro”, mientras que el Día de las Brujas bien puede ser entendido como la celebración de “lo otro”.
Y es que este miedo a los espíritus de la noche tiene que ver con el acercamiento a lo irracional. Por “irracional” no me refiero a lo ilógico o absurdo, sino a lo desconocido, a lo que no posee forma reconocible, a esa otredad que puede ser un fantasma o un alienígena. No me parece mal que los niños sean educados en esta relación con lo que está “fuera de este mundo”. El miedo bien encauzado es una fuerza muy imaginativa que nos abre interrogantes sobre aquello que no está bajo la luz meridiana del conocimiento.
No en vano el escenario del horror es la oscuridad, porque es en la oscuridad donde las formas no se reconocen y bajo cuya protección se oculta lo prohibido, ya sea por su repulsión o por su atracción. Por eso mismo la nocturnidad es el tiempo en donde se produce tanto lo abominable como lo erótico. ¿No se trata acaso de un impulso universal que nos señala un aspecto central de lo que nuestra especie es y de lo que sueña?
A manera de recomendación para este Halloween, coloco aquí una lista de algunas de mis películas de terror favoritas (escribo el título en castellano solo cuando lo conozco):
El bebé de Rosemary (Rosemary's Baby) de Roman Polansky, que narra el nacimiento del hijo del Diablo y que bien puede entenderse en una oscura clave feminista.
El inquilino (The Tenant) también de Roman Polansky, que es una versión estupenda del tema del doble.
The Innocents de Jack Clayton, basada basa en la famosa novela de Henry James The Turn of the Screw.
Lost Highway de David Lynch, en la que tenemos, nuevamente, el tema del doble y de una realidad horrorosa y paralela. El director se inspira en Persona de Bergamn y a su vez prepara el camino para una película más acabada: Mulholland Drive. Lynch entiende la raíz de la “persona” como “máscara” o “representación” de allí su posibilidad de romper con la continuidad de la identidad personal.
The Brood, de David Cronenberg, una obra maestra del thriller sicológico (en este caso, ya rotundamente delirante y siquiátrico).
El espinazo del diablo, de Guillermo del Toro, en donde reúne los motivos del castillo fantasmal con un orfanato en plena Guerra Civil Española.
Para terminar, qué tal si vemos esta invocación a las brujas de Marilyn Manson: se trata de su magnífica versión del tema inaugural de El extraño mundo de Jack (The Nightmare before Christmas), de Tim Burton, una película muy recomendable para asustar a los niños este 31 de octubre.