Sunday, September 16, 2007

El arte de hablar huevadas

No se pierdan el artículo de Pablo Quintanilla que apareció hoy en El Comercio, en el que comenta un breve libro de Harry Frankfurt titulado On Bullshit, que en castellano peruano se podría traducir como En torno a las huevadas.

El mundo académico aquí y allá está lleno de huevadas, lo que es distinto de las mentiras. Como lo explica Quintanilla, el mentiroso conoce la verdad y quiere ocultarla. El charlatán, el que habla huevadas, no tiene ningún compromiso con la verdad. Cito este pasaje del artículo de Quintanilla en el que resume el aspecto central de la tesis de Frankfurt:

Según Frankfurt, hablar bullshit no es lo mismo que mentir. El mentiroso cree en la verdad, lo que ocurre es que se esmera en ocultarla. El charlatán, por el contrario, no tiene ningún tipo de consideración ni curiosidad por la verdad. Así, y esa es la tesis principal del libro, lo esencial del bullshiter es su total desinterés por la verdad, su "indiferencia ante el modo de ser de las cosas". Al charlatán no le interesa mentir porque no cree que eso sea posible. Tampoco cree que se pueda decir la verdad; solo utiliza información y argumentos extraídos de diversas fuentes con la finalidad de lograr sus objetivos, que pueden ser divertir, impresionar, apabullar o manipular, según la circunstancia y el interlocutor. Por eso el charlatán está más lejos de la verdad que el mentiroso.

Qué duda cabe que en el mundo académico -- aquí y allá -- abunda la cháchara destinada a crear discursos sin el menor sustento empírico ni el más mínimo rigor y cuyo único propósito es impresionar. Puesta a un lado la noción de verdad, todo es igual, nada es mejor, como dice el tango.

En el periodismo peruano, la abundancia de charlatanería es obvia. La indiferencia a la verdad y el solazarse con clichés y juegos retóricos y efectos de cámara es la forma más extendida de “comunicar”, siendo el caso que detrás de tan aparatosa exhibición técnica hay un enorme vacío de ideas. Es que se trata de crear imágenes e impresiones que se impongan en la imaginación, no que propicien la reflexión. Las ideas y la transmisión de experiencias son lo de menos.

¿Qué se puede hacer? Simplemente, seguir ejerciendo la crítica, cada vez con más dureza. La tarea crítica tiene que ser autoexigente, en constante actitud de disenso, denunciado a los charlatanes y señalando su ausencia de compromiso con la realidad y con el prójimo. Las charlatanerías son hoy las enemigas del humanismo. Y sin humanismo no hay futuro ético ni político.

6 comments:

Isabel chiara said...

Dices una gran verdad. Aquí en Andalucía se dice "es lo mismo, pero no es igual", que viene a ser lo mismo. Lo cierto es que no sólo el discurso periodístico está vacío y es netamente manipulador, también el político, el publicitario y me temo que todos encierran una gran dosis de huevada conforme a los intereses personales. Pero este mundo que nos ha tocado está más pendiente de la grandilocuencia que de la razón. Me sumo a tu apoyo al humanismo, el único recurso digno que queda si queremos progresar de verdad.

Muy buen blog.
Un saludo

Miguel Rodríguez Mondoñedo said...
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Miguel Rodríguez Mondoñedo said...

Muy interesante. Notable, por supuesto, el ensayo de Frankfurt (que ya tiene más de veinte años, aunque solo recientemente ha tomado la forma de un libro).

Una breve acotación.

No comprendo bien cómo es que una "aparatosa exhibición técnica" refleja un vacío de las ideas. Mi experiencia, por el contrario, es que, en general, cuando más técnico es el texto más lleno está de ideas. Ser "técnico" significa única y exclusivamente ser preciso; en otras palabras, tener las ideas claras.

Quizá te refieras a textos donde quien escribe desconoce los términos que emplea y produce sinsentidos. Ciertamente, eso es lamentable.

Pero es incorrecto (de hecho, yo diría que es bullshit) establecer a priori una relación entre el carácter técnico de un texto y su presunta falta de ideas. Es más, esa es precisamente una de las bullshit más recurrentes en la prensa y la televisión: que las personas especializadas, los que hablan profesionalmente, solo son unos charlatanes que dicen cosas sin sentido y sin relevancia.

Recuerdo mucho el debate entre Al Gore y George Bush. Gore en un momento explicaba cómo debíamos hacer para salvar el Seguro Social, con lujo de detalles y cuadros estadísticos bastante claros y precisos. La respuesta de su interlocutor fue simplemente "this is fancy math". Bien hubiera podido decir: "esto es una aparatosa exhibición técnica".

Ejercer la crítica no puede ser simplemente quejarse de lo que nos molesta, o de lo que es diferente de lo que nosotros haríamos. Ejercer la crítica es esencialmente una actividad constructiva, una actividad en la cual buscamos conocer mejor la realidad. Las "aparatosas exhibiciones técnicas" son herramientas que contribuyen a la crítica, no un obstáculo para la crítica.

De hecho, esta idea puede deducirse del ensayo de Frankfurt (quien, explícitamente, desarrolla una intuición ya presente en San Agustín). Es el desinterés por la verdad lo que provoca el bullshit. Es también el desinterés por la verdad lo que causa el desasosiego por las "aparatosas exhibiciones técnicas". El rechazo de la precisión, del análisis racional, del sentido técnico: eso es precisamente lo que es bullshit. Cito a Frankfurt:

Thus the production of bullshit is stimulated whenever a person’s obligations or opportunities to speak about some topic are more excessive than his knowledge of the facts that are relevant to that topic. This discrepancy is common in public life, where people are frequently impelled —whether by their own propensities or by the demands of others— to speak extensively about matters of which they are to some degree ignorant.

Daniel Salas said...

Miguel:

En mi post me refiero al periodismo peruano y, en particular, al dominio tecnológico que esconde un vacío conceptual. Lo que he comprobado es que los comunicadores se solazan con los medios pero no tienen claro o, simplemente, no les importa, lo que quieren transmitir. No hablo, por supuesto de, por ejemplo, David Lynch, cuya sofisticada y aparatosa manera de narrar una historia es inseparable de su visión del mundo. "Inland Empire" ya está en DVD.

Gustavo Faverón Patriau said...

¿Y qué tal es Inland Empire? He escuchado comentarios muy buenos y muy malos.

Daniel Salas said...

Como fan, solo puedo decir que es excelente. Hay una reseña que Ricardo Bedoya ha publicado en su blog y que ayuda a clarificar la oscuridad de la película, que es bastante radical.