La lección política de Allende
La razón por la cual me resulta imposible celebrar a Salvador Allende es mi incapacidad de celebrar el socialismo. Para entender por qué me resulta imposible concordar con esta doctrina, se puede leer este excelente post de Stalisnao Maldonado. Paso a citar este párrafo:
Ciertamente el socialismo fue mucho mas que Rusia (en donde fracaso) y China (en
donde sensatamente dieron vuelta al mercado y ahora es la economía que más
crece). Sin embargo, desde el punto de vista teórico eso no importa mucho. Lo
que importa aquí es el fracaso teórico. Y, a pesar de que los socialistas han
levantado la cabeza y ganan posiciones en el terreno político, están en la
incomoda posición de que no tienen una visión de mundo alternativa a la liberal
sustentada en una nueva lectura de la realidad.
En efecto, ante el fracaso evidente de las ideas socialistas y el éxito de las propuestas liberales, me resulta imposible compartir entusiasmo alguno por el presidente depuesto por Augusto Pinochet. Sin duda, tuvo un gesto de valentía al preferir suicidarse que rendirse. Pero sus ideas políticas estaban erradas y si queremos avanzar en la construcción de una sociedad libre y democrática, hay que reconocer ese error y desarrollar otras ideas. No entiendo entonces por qué hoy tendría que ser un modelo ético o político para nosotros.
No puede serlo porque debemos entender ya que no se puede hacer política en contra de la voluntad de los ciudadanos y no se puede creer todavía que puedes afectar sus intereses sin que se produzca una reacción. En este punto, la derecha y la izquierda coinciden en despreciar los mecanismos de negociación: en efecto, para los defensores del gobierno de García, la situación en el Perú es muy buena; por tanto, las protestas sólo se explican por la presencia de agitadores y agentes infiltrados. Para los defensores de Allende, su gobierno no habría fracasado si no hubiera sido por el “boicot” de la burguesía chilena y la influencia de la CIA.
En ambos casos, funciona el mismo principio: hay sectores cuyos intereses podemos afectar y cuya participación política no se debe tomar en cuenta. Se trata, en realidad, de una misma actitud de despolitización del otro y de una consecuente demonización del enemigo. En lugar de cooperar con quienes no piensan igual y tratar de entenderlos, se presume que la nuestra ética es superior y, por tanto, no cabe validar en el diálogo público a los grupos que responden a una ética inferior. Si fracasamos, ello se debe al “boicot”, a los “intereses subalternos”, a “grupos de agitadores e infiltrados”, a la CIA o la Coordinadora Continental Bolivariana.
Mi pregunta es: ¿por qué ambos bandos coinciden en esa visión de la política? Si propongo que Allende no debe ser nuestro modelo, no es simplemente por dar la contra, es porque hay que superar esa manera de ver la política. Y también creo que hay que reconocer que el socialismo no logra la igualdad y desmorona los principios democráticos y la libertad.
En Chile, a decir de Jorge Edwards, eso ya se ha comprendido y en eso consiste en realidad el “modelo chileno”: un consenso político que ha beneficiado a todos pero que causa disgusto, por supuesto, a quienes insisten en la radicalización.
Si nuestro vecino del sur ha llegado a este punto, ¿por qué en el Perú no?
7 comments:
¿La dictadura unipartidista china es una "vuelta al mercado"? (Sí, sé que no son tus palabras, pero dejaste pasar la frase sin criticarla.)
Es curioso, pero parece que dijeras que Allende no puede ser un modelo ético o político porque sus ideas socialistas están equivocadas. Es decir, para ti los modelos éticos están supeditados a la efectividad económica, lo que resulta ser una posición extremadamente utilitarista.
en mi opinión la grandeza de Allende no radica en el suicidio, sino en haber tomado el camino democrático en una época en la que la izquierda latinoamericana estaba dominada por el estalinismo y por la guerra fría.
En eso, Allende no se equivocaba, incluso si se sacan citas en las que habla favorablemente de la lucha armada y la dictadura del proletariado. El hecho es que optó por la democracia, y los demócratas le dieron una patada en el culo. Por eso, Allende es modelo ético. Que el socialismo haya estado equivocado o no, es secundario a la hora de calificar éticamente la conducta de Allende.
Como dice luching, una dictadura unipartidista partidaria del mercado libre al modo Chino es lo más parecido a los totalitarismos nazi y fascista en estos momentos...
Hola, Alfredo:
Como dije en el post, el problema con Allende no solamente es que su ideología política estaba equivocada sino que sus procedimientos políticos fueron errados. Allende puede haber sido una mejor persona, un hombre compasivo, pero no tuvo la capacidad de reconocer su error. Los pretextos con los que se exonera a Allende son los mismos con los que se quiere defender Alan García: la culpa no es de ellos sino de los que lo boicotean.
Luching: Puede haber apertura al mercado dentro de una dictadura. No será liberalismo, pero igual es apertura al capitalismo. Eso es algo que debemos tener claro porque no es correcto identificar capitalismo con democracia. No son lo mismo. Por cierto, la fórmula correcta, en mi opinión, es capitalismo y democracia.
Daniel, mi comentario no se refiere a lo que otros opinen de Allende o si lo justifican o no, sino al sistema de valores que usas en tu argumentación: que para ti Allende no sea modelo ético o político porque las ideas socialistas fracasaron (mientras que las liberales tuvieron éxito); y que para ti no sea importante la decisión de Allende de participar de la vida democrática de su país (cuando lo normal en la izquierda era la revolución y la dictadura del proletariado), me hacen ver la distancia entre nuestros sistemas de valores.
Para mí, Allende no fue un buen político ni un buen tecnócrata (e el buen sentido de la palabra), pero sí un modelo de ética.
Ah, antes que me olvide. A qué te refieres con "sus procedimientos políticos fueron errados"?
Me refiero a que Allende quiso imponer un modelo en contra de la mitad de la población (si no más) sin reconocer, además, que dicho modelo estaba fracasando estrepitosamente. César Hildebrandt ha invocado a Allende como la figura que deberíamos rescatar hoy. Nada que ver, pues. El gobierno de Allende fue desastroso y repetir una experiencia así es invocar a la polarización, la división y el caos. ¿Queremos eso?
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